domingo, 20 de octubre de 2013

Quiero que tengas una foto mía en tu cartera con letras bien cohesionadas y que conjunten con tus ganas de que mi sonrisa esté a tu lado cada noche. Ésta sonrisa, la de siempre, la que poder acariciar con tus dedos cada vez que me eches de menos mientras piensas “sí, es ella”.

lunes, 14 de octubre de 2013

Te das cuenta de que el amor sólo lo es cuando es correspondido. Y como ejemplo no se me ocurre otro mejor que el de la amistad. Creo que no existirá amor más puro que ese. Ese momento en el que tus amigos te miran, leen tu mirada y te sonríen para darte esa fuerza que pueda faltarte en ciertos momentos. No hace falta que te digan que eres grande, porque ya se encargan ellos de hacértelo saber. Quien te quiere no te abandona a tu suerte en ningún caso. No te hace elegir, ni se interpone en tus decisiones. Las comparten aunque nos las entiendan, te tienden la mano para que no te estrelles de bruces contra un muro en una de tus locuras, o se lanzan contigo y os partís los dientes juntos. Lo mejor de todo es que mientras tengas eso, no te hace falta más.

domingo, 13 de octubre de 2013

Las vendas son para las heridas, y el amor no lo es.

Decir te quiero y no saber si te van a corresponder o te van a arrancar las alas. O si debo arrancármelas yo por precaución. O arrancarle un beso y dejar al tiempo decidir.

Distancia de cientos de kilómetros que ni noto, como si al recordarlo todo me pareciera que seguimos allí, a escasos centímetros el uno del otro. Pero claro, el miedo, las distancias reales y todo lo que queramos interponer pesará más que mis labios en tu clavícula. O tus manos en mi cara mientras me besabas con dulzura y cuidado sólo por haberte llamado romántico. Hay cosas en la vida que no me gusta dejar escapar, pero no todo es posible mientras no te quieras dejar atrapar. Aunque tal vez ya lo estés y ni siquiera te estás dando cuenta.
Le veo morderse el labio y me pregunto por qué su boca es tan adictiva. Me enredo en su pelo mientras me pregunto si será una simple ensoñación, o todo va más allá. Y te sientes vulnerable, desprotegido. Te olvidas de los riesgos y sigues. Te pierdes en los atardeceres de su mirada mientras le coges la mano y te juras a ti misma que no, que jamás te vas a enamorar. Y es justo entonces, cuando te planteas la realidad, cuando te das cuenta de que ya es tarde. Es tarde para recular sin que ninguna de las partes salga perdiendo. Pero no siempre se pierde, solo que somos la generación del ibuprofeno y no queremos sufrir nada.

Eh, y a la hora de decidir quedaos con esa persona que sepa sacaros una sonrisa y os dé esa ilusión diaria que necesitéis en cada momento.

sábado, 5 de octubre de 2013


Se acompaña, no se intenta cambiar; Sólo hay que dejarse llevar, conocer, comprender, y por último aprender a querer. Que sospeche que nadie le va a querer más y mejor que tú con el único fin de hacerle feliz. ¿Para qué buscarle alguna otra finalidad a todo?